Héroes
y villanos

    03 mar 2020 / 16:44 H.
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    Amenudo resultaría de lo más conveniente tener a mano uno de esos superhéroes que surcan el cielo con su capa al viento o saltan de edificio en edificio. Que salvan vidas y ponen en su sitio a villanos del más variado pelaje. Estos héroes que llevan el prefijo “super-” son personas de valores sin parangón, fuertes e inteligentes. Criaturas de otros mundos o, de ser terrícolas, resultado de un experimento científico o víctimas de la picadura de un arácnido. Pero que estos sean personajes de ficción no significa que, a nuestro alrededor, no existan héroes y heroínas de los de a pie, sin capa ni calzoncillos por fuera. No hay muchos, pero alguno queda. Son los que, fieles a sus principios, no se venden, ni se callan, ni clavan el puñal en la espalda de un inocente aun a sabiendas del coste que supone defender la dignidad propia y ajena. Decía Scott Fitzgerald, novelista de la llamada Generación Perdida: “Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia”. Muy cierto; porque héroe es ese tipo molesto que te pone frente al espejo y te enseña la etiqueta de tu cobardía. Y, claro, eso no gusta. Tener dignidad se paga, pero no olvidemos nunca que lo barato sale caro y que el precio por mantenerla siempre merece la pena.

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