Sin palabras

    29 sep 2019 / 11:30 H.

    Cualquiera que siga mínimamente lo que mi compañero Julio y yo decimos, cada uno con su criterio y estilo, habrá caído en la cuenta que somos muy críticos con los políticos, con todos en general y con los de las Cortes en particular. Después de meses esperando pacientemente un acuerdo para que los Presupuestos Generales del Estado salgan adelante, y que se ganen el sueldo que pagamos con nuestros impuestos, sobre todo proveniente de la clase media. Después de ver como nuestros representantes se miran y recrean en una suerte de teatro, después de todo, nos vamos a una nuevas elecciones. Nada nuevo. Pero esta vez se han pasado como nadie se merece, dejándonos en puros adjetivos y mostrando solo el atracón, el cansancio, el engaño, el hartazgo, la cobardía, la insensatez, la payasada, el tópico, el disparate, el agotamiento, el artificio, el temor, la bravuconada, el desatino, el desaliento, la trampa, el miedo, la farsa, la fatiga, el absurdo, la picardía, el horror, la comedia, el exceso, el desacierto, la artimaña, el chiste, la mascarada, el susto, la irracionalidad, la argucia, el pánico, la broma, la imprudencia, el despilfarro, la exageración, el desacuerdo, la guasa, el desfallecimiento, el desbarro, el ardid, el susto, la chuscada y, cómo no, la impotencia.