Hasta siempre, Picasso
Las librerías, esos pequeños templos del saber, siempre han sido mucho más que simples negocios. Son guardianes de la memoria colectiva, lugares donde el tiempo se detiene y las palabras encuentran refugio. En sus estanterías descansan siglos de conocimiento, sueños, reflexiones e historias que han dado forma a nuestra manera de ver el mundo. Desde la mítica biblioteca de Alejandría hasta la más modesta librería de barrio, estos espacios han resistido los vaivenes de la historia. La Librería Picasso de Jaén no fue la excepción. Durante años, sus rincones acogieron a lectores de todas las edades, curiosos incansables que buscaban respuestas o simplemente querían perderse en un buen libro. No era solo un comercio; era un lugar de encuentro, de charla pausada, de descubrimientos inesperados. Era un refugio para quienes, en medio del bullicio del mundo, buscaban un poco de calma y reflexión. Hoy, al saber que cierra sus puertas definitivamente, no puedo evitar sentir una punzada de nostalgia. Pero, aunque su puerta ya no vuelva a abrir, el eco de sus libros seguirá resonando en cada lector que alguna vez cruzó su umbral. Hasta siempre, Picasso. Tu esencia seguirá viva en cada historia que ayudaste a descubrir.