Hartico del figura

Si algo bueno tuvo la pandemia fue el olvido de Puigdemont. Sinceramente, me había acostumbrado a saber del susodicho todos los días incluidos sábados y domingos. Han vuelto aquellos tiempos en que Teruel no existía y Jaén tampoco. Solo Cataluña merece la atención de los medios de los políticos y del pueblo en general. No quería yo participar de semejante desperdicio de tiempos e inteligencias erradas, pero he aquí que me encuentro, de pronto, rejuvenecido en cinco años tirando por bajo. Las fuerzas no son las mismas, es cierto, pero la ilusión de la independencia ha vuelto y ya se oyen retazos del archiconocido “Ja soc aquí” que pronunció el honorable (este sí) presidente Tarradellas. Como si se hubiera ido definitivamente para volver como el salvador de la situación crítica de la política en España, apostillando con vehemencia descarada que a él España le importa poco o mejor nada. “Tranquil Carles, Tranquil”, le viene repitiendo el presidente Sánchez rememorando el mensaje del Rey a un tal Jordi Pujol que, al fin y a la postre, siempre fue andorrano más que catalán y por supuesto, español. “España nos roba” Pujol no. Como diría el inolvidable a Antonio Mata: “Ahora vienen a decirnos que una y una son tres, que cosas tiene la vida que a la fuerza hay que creer”. Debería ser tiempo de volver a creer en Teruel y Jaén. Y protestar una y otra vez con sus propios cánticos. “Cataluña nos ...”