Hacer balance

31 dic 2022 / 16:00 H.
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Acaba el año y entramos apenas sin darnos cuenta en 2023. Hacer balance es un acto que tradicionalmente realizan los medios de comunicación, las empresas, las instituciones, los partidos políticos y sus líderes y... también la ciudadanía. Junto a la celebración de las fiestas navideñas aparece la necesidad de hacer balance y evaluar lo que se logró, lo que no y lo se puedo lograr, pero fracasó. El nuevo año que estrenamos tiene, además, una connotación importante porque va a coincidir con la finalización de una legislatura en la que la colisión frontal de las instituciones a nivel nacional está al orden del día y es por ello necesario que a nivel provincial los jiennenses puedan y deban hacer balance de un año difícil en todas las facetas de nuestra vida cotidiana. He publicado en este año doce artículos de opinión en nuestro querido Diario JAÉN y el primero de ellos hacía referencia, allá por el mes de enero, a la memoria y al olvido. Hacer balance tiene mucho que ver con la tarea de recordar todos aquellos acontecimientos que nos han dejado huella tanto a nivel individual como colectivo y que han sido muchos y de diversa índole. Nos los voy a mencionar porque toda la ciudadanía sabe cuáles son y como han afectado a nuestra provincia. Pretendo, por tanto, al hacer balance que no los olviden para no menospreciar a nuestra historia reciente y para que la memoria abra sus puertas de par en par con el objetivo de alzar la voz e intentar recuperar lo perdido. ¿Recuerdan todas las promesas que nos hicieron? Seguro que sí. No las olviden porque entramos en año electoral de manera inmediata y las precampañas, ya iniciadas, pronto crecerán en intensidad y nos volverán a inundar de mensajes ilusionantes por parte de las personas que integran las candidaturas con espectáculo de palmeros incluidos. Volverán las grandes promesas, que nos impregnarán de pesimismo u optimismo, pero sobre todo no se dejen engañar. Necesitamos desterrar los insultos y el lenguaje soez que encandila, pero adormece la crítica y genera trabas para acceder a los beneficios que nos aporta el diálogo democrático.

En estos tiempos difíciles, a los que aludía en mi artículo de julio, en los que asistimos a una espiral inflacionista, esperamos ver un rayo de luz, de esperanza para hacer frente a las cuentas del día a día que nos permitan experimentar un salto cualitativo en la experiencia humana ante las realidades que nos deparará el nuevo año acerca de problemáticas nunca resueltas en nuestra ciudad y provincia. Al hacer balance también nos llenan de alegría hechos relevantes Pensar en positivo, decía nuestro regidor haces unos días. Es una buena noticia. También lo son la evolución de la pandemia en la que presentamos una de las cifras de contagios más bajas de la comunidad, la entrada en funcionamiento del Grado de Medicina en nuestra universidad y un sinfín de proyectos para sacar a nuestra provincia del lugar en el que se encuentra. Esperamos que la ciudadanía vuelva a tener la confianza, que ahora no tiene, en las administraciones que nos gobiernan y que dentro de unos meses pueden ser las mismas que hasta ahora lo han venido haciendo u otras. Todo depende del balance individual y colectivo que nosotros mismos hagamos de este año que termina y de las perspectivas que se presentan ante un año electoral en el que habrá que rendir cuentas y explicar con argumentos y reconocimiento de los errores cometidos todo aquello que no se ha podido lograr. La memoria colectiva se puede intentar manipular e incluso borrar, pero la memoria individual de cada uno no porque su huella es mucho más profunda. De los errores se aprende y hacer balance es una gran oportunidad para aprender.

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