Hablemos claro

    27 jul 2024 / 08:40 H.
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    Apesar de lo que la sabiduría convencional quiera inculcarnos promovida por los más altos poderes, lo cierto es que la mayoría de la población pertenece a las clases populares y, en concreto, a la de los trabajadores. Y de este grupo social procede el desengaño, el descontento y el enojo hacia todos esos partidos y gobiernos progresistas y socialistas que dejaron de lado las políticas públicas de carácter redistributivo por clase social. No solo hay un gran nivel de abstención de estas clases populares a ambos lados del Atlántico, sino que además han sido atraídos por esos partidos de ultraderecha que se presentan como opuestos al modelo neoliberal y como aquellos que luchan contra los grandes poderes del mundo liberal. No deja de tener su ironía la evidencia de que la expansión de estos partidos de extrema derecha se produce gracias al apoyo económico y mediático que le proporcionan una buena parte de los poderes que gobiernan nuestro mundo, precisamente esos a los que les interesa que todo siga igual y que persiguen que se mantenga el status quo incluso de forma autoritaria. Todo esto que sucede ahora está muy bien estudiado y ya pasó con movimientos como el nazismo o el fascismo. Hoy día el abandono del proyecto transformador redistributivo de socialdemócratas y progresistas es lo que ha hecho que grandes sectores de esta clase trabajadora se abstengan o comiencen a votar a la ultraderecha. Es cierto que el crecimiento de la ultraderecha ha sido resultado del enorme deterioro de las condiciones económicas y sociales en la gran mayoría de las clases populares producido por el modelo globalizador neoliberal que se inició en los años ochenta del siglo pasado. Pero no debemos olvidar que también es consecuencia del abandono por parte de los gobernantes progresistas y socialdemócratas de las políticas intervencionistas y redistributivas que les granjeaban el apoyo de las clases populares y en particular de las clases trabajadoras.

    Mientras al interior de las organizaciones de izquierda no llegue un debate profundo, sincero y generoso, que también sea impulsado por sus dirigentes, será inevitable el creciente distanciamiento y desinterés y rechazo de sus ideas y propuestas por parte de las clases populares. Hay que hacer autocrítica sobre lo que ha podido suceder para llegar a este fracaso como dique de contención de la ultraderecha y como motor de transformación y asumir los problemas que realmente inquietan a la gran mayoría de la población.

    A pesar de los aumentos salariales y la disminución del desempleo en el modelo neoliberal, esto no se ha traducido en una mejora de la capacidad adquisitiva de las clases populares. Un tercio de la clase trabajadora en España no llega a fin de mes y se debe a la gran subida de la inflación por causas políticas, por el excesivo poder de las grandes empresas. Miren el ejemplo del aceite de oliva. Somos el mayor productor del mundo y a la vez el país donde en términos relativos tiene el mayor precio. Que no nos engañen, el precio no lo marca el mercado, sino la clase dominante y el poder de sus grandes empresas. Solo hay que observar como las grandes corporaciones agrícolas y sus beneficios han crecido de forma exponencial.

    El incremento excesivo de los precios de la cesta de la compra se debe al excesivo poder de las empresas que controlan la distribución. Mientras tanto, la capacidad adquisitiva de la clase trabajadora continúa descendiendo y el gasto social ahora baja mucho más por el incremento del gasto militar. La situación exige no solo subir los impuestos a los beneficios de las grandes empresas y el aumento del salario, sino un control de precios.

    Se necesita volver a la senda de las políticas redistributivas y de democratización del Estado empoderando a las clases populares para acabar con el excesivo y abusivo poder que la clase empresarial tiene sobre los estados. La historia lo demuestra. Esas políticas intervencionistas y redistributivas trajeron el empoderamiento de las clases populares y el Estado de Bienestar a Europa y así se derrotó al nazismo y al fascismo.

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