Habla y vida

    20 feb 2022 / 13:43 H.
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    El lenguaje tiene un componente cultural y de clase, es una forma de ver la savia del árbol sin talarlo. Autores como Lorca se desarrollaron entre el ceceo y el yeísmo, pintores como Velázquez crecieron prescindiendo de alguna consonante y generaciones enteras de emigrantes andaluces hemos consolidado la industria del norte de España y de Europa, llevando con nosotros jotas guturales y nuestra “prisa” en hablar. Nuestra forma de comunicarnos nos viene dada por los pueblos que habitaron nuestra tierra y por nuestras costumbres sociales, en el seno de una lengua que moldea nuestro cerebro y nos da herramientas diferentes, ni mejores ni peores, que las que otras ofrecen. Cuando en este país se excluye una lengua, se está negando la identidad de una persona, su educación y la forma que tiene de entender el mundo. ¿Por qué? A mi entender porque la vía más fácil de ganar dinero y poder es generando bandos, ciudadanos de distintas categorías y haciendo pasar por progresistas medidas reaccionarias, opacando con el nacionalismo la luces de una razón que nos viene dada, en gran medida, por nuestra forma de hablar y, por tanto, de pensar.

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