Guerra en Europa

    25 mar 2022 / 16:35 H.
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    En la actualidad hay hechos y situaciones que amenazan con arrasar la civilización occidental, destruyendo sus bases históricas, las relaciones entre los diferentes pueblos y el ordenamiento territorial sobre el que, después de demasiadas guerras a lo largo de los siglos, se ha construido dicha civilización tal como ahora la conocemos y se ha logrado el bienestar y el progreso de una parte de la población mundial, esa que tiene el privilegio de vivir en lo que llamamos democracias occidentales, entre las cuales nos encontramos. Por supuesto que este bienestar está sustentado por la cultura y el trabajo desarrollado por el conjunto de todos los ciudadanos del llamado primer mundo, que han acumulado riqueza por medio de procedimientos y políticas estrictas y no demasiado generosas con el resto de pueblos del planeta, hecho que sin duda alguna ha generado sentimientos de rechazo e impotencia en otros países menos favorecidos por la fortuna, el clima, el territorio o la filosofía de vida de su gente. Lo que resulta evidente es que existen tensiones globales que afloran una y otra vez a lo largo de la historia y ahora es uno de esos momentos en los que está en cuestión el reparto del poder y la riqueza a nivel mundial. A este nivel coexisten un conglomerado de países que sólo tienen capacidades defensivas y tres potencias dominantes (China, Estados Unidos y Rusia) que ostentan el poder militar con capacidad de disuasión por medio de la fuerza nuclear. Estas tres potencias tienen sus propias áreas de influencia y dirigen al resto del mundo de acuerdo a sus intereses ideológicos y económicos. Una de ellas es considerada el adalid de las democracias y las otras dos son regímenes autoritarios con gobiernos muy alejados de la democracia.

    Las democracias tienen mecanismos y reglas consensuadas que hacen posible mantener una continuidad legal de gobierno elegido por el pueblo y renovado periódicamente mediante elecciones libres. Mientras este escenario es respetado, está garantizada la independencia de poderes y no suceden hechos comunes en otras formas de gobierno tales como persecución ideológica, enriquecimiento ilícito de gobernantes o allegados, perpetuación en el poder y dictaduras de uno u otro signo con dirigentes endiosados que dicen ser salvadores de la patria y tener derecho a iniciar guerras sin sentido alguno contra países vecinos. A lo largo de la historia los distintos pueblos que han habitado la tierra, han dirimido sus diferencias por medio de la guerra. El hombre ha recurrido a la guerra, con resultados de muerte y destrucción para imponer la voluntad del vencedor y redefinir la propiedad de los territorios y las costumbres de los pueblos de acuerdo a los deseos del más fuerte. Las guerras siempre tienen un trasfondo oscuro, una causa que las acaba provocando. Esas causas suelen ser por motivos raciales, religiosos, ideológicos y económicos. El mundo occidental de nuevo se enfrenta a una guerra inhumana, iniciada por una de las potencias autoritarias con poder nuclear contra una nación pacífica con la que tiene un contencioso sobre territorios que ambas consideran propios como la región del Donbás y la costa del Mar Negro con la península de Crimea que perteneció a la Unión Soviética hasta el año 1954 cuando Kruschev la entregó de motu propio a la República Soviética de Ucrania. En este contencioso, Rusia, o mejor dicho el sátrapa que la gobierna, ha encontrado un motivo suficiente para poner en cuestión la creciente expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas con la adhesión a la alianza de países tales como Estonia, Letonia y Lituania. Puede que esa sea la causa real de este conflicto, recordemos la crisis de los misiles de Cuba en el año 1962 cuando Estados Unidos reaccionó a la posible instalación de dichas armas en una isla cercana a sus fronteras. La repugnante agresión a Ucrania es una barbarie inaceptable que destroza vidas y haciendas en un país cuyo ‘error’ ha sido intentar acercarse a Occidente. Nadie sabe qué nos depara el futuro, en principio la destrucción y la muerte en Ucrania, pero es posible que también sea el inicio de la tercera guerra mundial.

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