Gobiernos difíciles

29 ago 2016 / 17:00 H.

Gobernar en minoría está de moda. La irrupción de partidos emergentes en el mapa político de hace ya unas cuantas citas electorales dejó tocado ese viejo estilo en el que impera el ordeno y mando. Sin embargo, las mayorías absolutas inundan todavía los ayuntamientos jiennenses. Hay setenta y ocho, de las que cincuenta y tres tienen reinado socialista y diecisiete cuentan con autoridad popular. En ocho más hubo pactos entre diferentes agrupaciones políticas para asegurarse la tranquilidad en el poder, aunque el resultado es que hay de todo, como en botica. Basta con fijar la mirada en Mancha Real, donde las espadas están en alto. La cuestión está, ahora, en el “tejado” de los once alcaldes de la provincia que se las ven y se las desean, a estas alturas del mandato, para sacar adelante sus iniciativas.

Son los que necesitan apoyo de los partidos de la oposición para ver la luz al final del túnel. Gobiernan en minoría, porque así lo quisieron sus vecinos y porque no encontraron la oportunidad de casarse con escaños de signo opuesto en la resaca de la cita con las urnas. Las razones pueden ser variopintas. Cada uno tiene las suyas. El caso es que hay batalla —en algunos casos guerra— en ayuntamientos en los que gobernar se hace cuesta arriba cuando urge el consenso y, sobre todo, el diálogo entre fuerzas políticamente enfrentadas.

El ejemplo más mediático, hasta el momento, estaba en el Ayuntamiento de la capital. De sobra es conocido que el Partido Popular tiene más de un problema, y de dos, para sacar adelante sus propuestas en las sesiones plenarias. Buscó el respaldo de los tres concejales no adscritos, cuando se llamaban Ciudadanos, pero la gata le salió gato —reza el dicho—. El “no” por respuesta trae de cabeza al sucesor de José Enrique Fernández de Moya. Javier Márquez se las tendrá que ingeniar para enderezar el rumbo de los acontecimientos

Algo parecido ocurre, ahora, en Lopera. La semana fue movida en lo dialéctico. La alcaldesa, Isabel Uceda, hizo público su desasosiego con un comunicado en el que arremetía contra la “pinza” reeditada por Izquierda Unida y el Partido Popular para impedir la aprobación de los presupuestos municipales. “Tendrán que dar la cara ante los vecinos y explicar los motivos inconfesables que les han llevado a unirse en perjuicio claro del municipio”, llegó a decir. La respuesta no se hizo esperar. El portavoz municipal popular, Alfonso Martínez, responsabilizó a la dirigente socialista de paralizar el Ayuntamiento, a quien culpó de no saber gobernar en minoría: “Es arrogante y prepotente”. La situación se complica conforme avanza la legislatura. El voto de calidad del alcalde vale, ahora más que nunca, un potosí.