Gobierno ultraderecha

    26 nov 2021 / 16:30 H.
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    Si una coalición de partidos de ultraderecha gobernara España, cosa que podría ocurrir según señalan las últimas encuestas con el enorme ascenso del PP y Vox, podríamos hablar de cómo les ayudó a conseguir esa mayoría parlamentaria un sistema electoral escasamente democrático diseñado para favorecerlos. Cosa que es cierta, pero sería interesante analizar otros hechos y hablar de la responsabilidad de las izquierdas gobernantes en nuestro país de que ello ocurriera. También habría que dejar claro que este fenómeno del crecimiento de la ultraderecha no es único de nuestro país, sino que es un hecho que se está produciendo en la mayoría de los países a ambos lados del Atlántico Norte. Los datos muestran en los últimos cuarenta años como las rentas del trabajo han caído en picado frente a las rentas de la propiedad del capital. La desigualdades han ido aumentando con un marcado crecimiento del bienestar de las clases más poderosas económicamente frente al dramático descenso en la calidad de vida de la mayoría de la población. La aplicación de las políticas neoliberales han provocado el enorme daño causado al bienestar de la mayoría de la población. Si a todo esto le añadimos la enorme crisis económica y social, que determina una crisis política a su vez, podemos explicar en cierta medida el enorme crecimiento de la ultraderecha.

    En este largo periodo de aplicación de las políticas neoliberales, junto al crecimiento de las desigualdades, se han ido abandonando las políticas redistributivas que caracterizaban a los partidos de izquierda cuando gobernaban, abandonando la socialdemocracia o prácticamente haciéndola desaparecer. Ese abandono es el que motivó la pérdida de sus bases electorales y muy en concreto de los votantes de la clase trabajadora. Este enorme vacío dejado por los desaparecidos partidos socialdemócratas ha sido el que ha aprovechado la ultraderecha reaccionaria para presentarse ante las clases populares como un movimiento antisistema. Esa ultraderecha que defiende los privilegios de los sectores financieros y económicos con todo su poder político y mediático está desplegando todo su argumentario conservador donde temas como el racismo o el machismo son de vital importancia, junto a la movilización a favor del nacionalismo.

    En nuestro país hay una clara inclinación redistributiva para tratar de corregir las enormes desigualdades por parte del Gobierno de coalición, pero sigue siendo insuficiente. La tensión más difícil de superar en este gobierno no se está dando entre UP y el PSOE, sino sobre todo, en el PSOE. Un partido en el que el poder económico y financiero español siempre ha sido muy influyente en sus equipos económicos, y que se está oponiendo por esa influencia a lo más importante actualmente en política redistributiva como son las propuestas fiscales y la eliminación de la reforma laboral del PP. Esa resistencia es la que está retardando los cambios y podría significar un enorme coste para nuestro país. La complicidad y moderación de la izquierda gobernante con el poder financiero, económico y mediático solo sirve para mantener sus privilegios y hacerlos beneficiarios, como siempre, de las enormes desigualdades y del ascenso de la ultraderecha.

    En nuestro país hemos visto como la socialdemocracia casi desaparece, pero pareció que las bases del PSOE con su rebelión la han querido salvar. Por supuesto, el que surgiera Podemos en la esfera política fue claramente determinante para que tal rebelión y tales cambios ocurrieran. En el PSOE triunfó la corriente de Borrel e incluso la de Alfonso Guerra liderada por un dirigente anti aparato del partido como era Pedro Sánchez, situado a la izquierda de dicho aparato. A estas alturas es frustrante que los dirigentes del PSOE no sean conscientes de lo que puede significar
    el abandono de lo social frente a los intereses financieros y económicos que quieren debilitar las propuestas de cambio para alentar un movimiento de frustración, decepción y desmovilización que pueda ser aprovechado por los partidos de ultraderecha para llegar a
    gobernar España.

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