Génesis de una novela

    18 mar 2023 / 09:51 H.
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    Hace ya más de treinta años, leí una excelente novela de nuestro paisano Antonio Muñoz Molina que fue ganadora del Premio Planeta; en dicha obra el autor de manera que él mismo definió como “ficción autobiográfica” describía un entorno que le era muy cercano, su propia ciudad, en el que relataba historias y hechos de personajes, que conformaban la vida de una sociedad que situaba en Mágina, una localidad mítica que todos los que conocemos la ciudad de Úbeda encontramos en nuestra memoria y además podemos encajar toda la trama de la obra en su paisaje urbano. Estoy hablando de “El jinete polaco”, relato denso y preciso que además de deleitarme desde un punto de vista literario, me produjo un profundo sentimiento de respeto y comprensión para el autor, que describía todo lo que conocía, sentía y compartía con los personajes y la clase social de la que él mismo procedía, que habían tenido que vivir una época de sufrimiento y penurias oscuras, luchando en silencio noche tras noche y día tras día durante generaciones. En esa época, con motivo de la campaña de aceituna me encontraba en mi pueblo ocupado en la recolección de la cosecha, actividad que para mí era motivo de gozo porque disfrutaba sobremanera pasando el día en el campo con la cuadrilla y participando en las tareas agrícolas en la medida que me era posible. Al caer la tarde, solía ir al bar a tomar una cerveza y unas tapas a modo de cena y después me recogía en la soledad de mi casa y solía pasar las horas ocupado en mis dos aficiones favoritas, que son leer y escuchar música clásica. Una de esas frías y desapacibles noches de enero. En el cuarto de estar de mi casa, sentado junto a la mesa camilla y al calor del brasero, acabé de leer dicha novela.

    Dado que en mi juventud había estudiado bachillerato en el colegio salesiano de Úbeda, comencé a dar vueltas sobre la novela y a rememorar los lugares, alguno de los personajes que yo reconocía, entre otros puedo citar al policía y muchos de los hechos incluidos en la narración. Como una catarata que se desborda, una nube de pensamientos y recuerdos despertó en mi toda la trama y la forma de contarla, de tal modo que intuí que aquello que acababa de leer era posible recrearlo tomando como ejemplo la misma sociedad y motivos que encontré muy cerca porque yo pertenecía a una clase social parecida, a un pueblo igual y con personajes más o menos idénticos en motivaciones y forma de actuar. Aunque mucho más cercanos porque el pueblo que yo intentaba recrear era pequeño, pero igual de hermoso y sentido por mí. Y sin pensarlo dos veces tomé la pluma y aquella misma noche comencé a escribir mi primera novela. Mi soledad quedó reflejada en el texto, pero según avanzaba en el relato no sólo dejaba de sentirme solo sino que más bien los personajes interpretaban para mí su propia peripecia vital, de tal modo que sólo tenía que interpretar dentro de mí sus pensamientos, escuchar sus voces que me decían su propia verdad sin falsedad alguna y dejar que mi pluma escribiese toda aquella historia que conocía porque la había vivido desde siempre. Esta es la verdad que plasmé en una novela que fue el inicio de mi peripecia literaria, a la que después siguieron otras obras felizmente publicadas y alguna otra que me he reservado por el momento por razones que no es necesario revelar pero que por ahora siguen ahí, no sé todavía por cuanto tiempo.

    La publicación de mi obra “Ocho de enero”, cambió el curso de mi vida, pero yo sigo siendo la misma persona que siente pasión por ese paisaje, por esa sociedad rural a la que dentro de mí siento que pertenezco, aunque siempre tengo la sensación de que algo de ingratitud y resquemor queda por ahí, perdida entre las páginas de tantos años ya vividos en la distancia. Por esa razón ya no espero nada, sólo ofrezco mi mano y mi corazón a todos, incluso a aquellos que me dijeron que no podrían volver a tomarse una cerveza conmigo, creo que eso todavía sigue siendo imposible para ellos, no para mí. A toda esa sociedad y a todos mis lectores les ofrezco mi buena voluntad, mis excusas si alguno se sintió ofendido de algún modo y también por qué no mi perdón, y espero que sigan disfrutando con la lectura de “Ocho de enero” que gracias a mi editorial pronto llegará de nuevo a las librerías, en su tercera edición.

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