Generación UJA

03 may 2023 / 09:40 H.
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Ala llegada a casa el profesor se justifica ante su compañera por la poca atención que ha prestado a la familia diciendo: “Hoy no he podido trabajar. Tenía clase”. Esta descripción podría ser solo un comienzo literario para captar la atención de quien lee, sino fuera porque es una realidad que se ha expresado consciente, o sin serlo, por el profesorado universitario. La docencia y lo que conlleva parece que no formase parte del trabajo. Aparentemente lo que se valora, se le “exige”, se autoexige el profesorado, es la investigación. En un segundo plano esta la preparación de personas con las competencias que requerirán para el ejercicio profesional. No nos culpemos ni busquemos responsables solo dentro de nuestra Universidad. Nos viene impuesto, como otras situaciones que asumimos sin una valoración crítica, ni interés por reaccionar. Valoremos la docencia y el trato humano que desarrollamos en la UJA. Obsesionarnos por los rankings solo es un modo de materializar la meritocracia en su dimensión mas torticera y falaz. Busca extender el criterio que nos define como los mejores, los más seguidos. Otro modo de materializar la ultracompetitividad que sólo genera más desigualdad e invisibilización de derechos. Esta es la realidad de Jaén, se aplican políticas para su desarrollo dotándola de herramientas, para después lastrarlas. Sólo se nos ve como un espacio para hacer negocios, y por otras universidades como una limitación al crecimiento de su alumnado. Se nos compara interesadamente sin tener en cuenta de dónde venimos y lo conseguido con tan pocos recursos. He conocido personas solidarias, humanas y colaborativas, comprometidas con la empresa de aportar un valor añadido que facilite sinergias a esta provincia, más allá del estereotipo de intelectualidad, no es esta la idea con la que se vive la UJA. Desde su origen, todas las personas han sido Generación UJA, constructores de su identidad por lo que no caben argumentos edadismos que dejen de lado a nadie. A la vez, es momento de reconocer que existen necesidades sociales en la UJA y crear un gabinete de acción social. Para cuando salga elegida la persona que ocupe el mando de la Rectoría ha de entender que las situaciones y temas delicados se han de decidir mediante el diálogo y decisiones democráticas con transparencia y la discusión necesaria. Hay que revitalizar el Claustro, como mayor expresión de la autonomía universitaria, y no a lo que se le ha relegado. No busquemos ser los mejores haciendo deberes. No se trata de ser solo gestores, el poder debe buscar una utilidad social, la autonomía hay que ejercerla y dejar de justificarse en las limitaciones de la Junta. La UJA no es una fábrica. Una cosa son criterios de organización, racionalización y transparencia; otra entender que quien la forma son objetos, mandos o botones que tocar para que funcione la máquina. La deshumanización de un espacio de interacción social, creatividad, crítica y revisión continúa de la realidad y el diálogo como eje de las relaciones entre las personas que forman la UJA. El diálogo tiene su ritmo, su tiempo, no es una pérdida de eficacia, es la mayor herramienta para la innovación humana. “Si el tiempo que a mí me guía No cabe dentro un reloj. Oiga, oiga, que tenemos prisa, oiga... No me metas bulla, déjate llevar que una cosa es el tiempo y otra cosa es el compás”. José de los camarones, Cantaor.

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