Gaudeamus igitur

    22 oct 2021 / 18:41 H.
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    Recientemente, he tenido la oportunidad de participar en eventos en los que se ensalzaba la teoría, viralizada por gigantes como Apple y Google, que sostiene que tener un título universitario y un buen expediente académico han dejado de ser decisivos en los procesos de selección de personal. Quienes lanzan estos mensajes omiten en sus conferencias que poseen un título académico, dando a entender que no hay una correspondencia entre los estudios universitarios y el éxito en el desempeño facultativo. Sin embargo, siguiendo a José Antonio Marina, la universidad va más allá de la mera capacitación profesional. Un título universitario es una distinción, resultado de un gran esfuerzo personal y económico, que diferencia a quien lo posee legitimando su cualificación y pericia no sólo en el ejercicio de una profesión sino también para afrontar cualquier reto que se presente en la vida. Decía el poeta Masefield que la universidad es el lugar donde los que odian la ignorancia pueden luchar por el conocimiento y donde quienes perciben la verdad, pueden luchar para que otros la vean. Por contar con una institución que permite el progreso personal y ayuda al progreso colectivo, alegrémonos pues.

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