Ganadores y perdedores
Que frío que pasamos los españoles “obligados” a votar el 23 de julio! ¿No había otra fecha mejor para celebrar la gran fiesta de la democracia, la elección de unos líderes autodesignados o decididos desde las penumbras del poder por estricto orden de listas? Dicen algunos que los españoles no tenemos arreglo. Cuando no existen graves problemas políticos de convivencia en paz, vamos y nos los inventamos. La cuestión es entretener al respetable para que todo siga igual o sea susceptible de empeorar. Aquí los verdaderos ganadores son los que siguen cobrando o van a cobrar del erario público. El ciudadano de a pie seguirá igual: soportando pagos inevitables para poder sobrevivir. Agua, luz, internet, hipotecas... más los múltiples impuestos locales, autonómicos y estatales. Crece una sensación de verdadero hartazgo de políticas inanes y de políticos sectarios. Exclusiones, vetos, pactos y bloques para gobernar, para decidir quién reparte el pastel del dinero público y cómo lo hace. Los resultados electorales no han sido suficientemente clarificadores. ¡Todos se sienten ganadores! Salvo los ausentes de las listas, obviamente. ¡Hace mucho frío para mucha gente en medio de tan ardorosas y calenturientas contiendas dialécticas! El pueblo llano, atónito y malhumorado. ¿No ha habido ningún partido ganador de las elecciones?