Funambulismo político

Qué es mejor, cambiar de opinión o el clásico “sostenella y no enmendalla”? No es una duda baladí. Pero claro, me dirán, depende del tema. Advirtamos que mala cosa es el cambio cuando se trata de principios. Y una ideología política los tiene muy delimitados. Cambiar de ideología es cambiar de principios. No solo le ha pasado a Tamames, también a Vargas Llosa, por poner casos célebres. Recordemos que Ramón Tamames pasó más de dos décadas en el PCE y llegó a formar parte de su Comité Ejecutivo, que no es poco. Ahora se perfila como candidato para liderar la moción de censura de Vox contra el gobierno de Pedro Sánchez. Ver para creer. Tamames se preparó durante décadas para ir contra sí mismo, en su vejez. ¿Chochean estos advenedizos derechistas o es que les va la marcha de la contradicción o es que desesperados de no tener protagonismo en la izquierda lo buscan y lo encuentran en la derecha rancia y extrema? A lo peor hay un poco de todo. Su cultura no los exonera de este funambulismo de principios; todo lo contrario; les increpa por ello. Nadie es inocente, decían los existencialistas; esos que fueron compañeros de viaje de Tamames y de Vargas Llosa. Luchar a favor o en contra de los débiles, de los desprotegidos, no es lo mismo. La decencia los ha condenado ya, sin duda.