Fragua de político

    20 nov 2020 / 18:47 H.
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    Hoy día 20 de noviembre, habrán pensado que voy a hablar del aniversario de la muerte de dos controvertidos personajes de la historia de España. Pues no, en estos lodos no pienso meterme pero si voy a exponer cómo se fragua un político en este país y el porqué de su evolución. La única vez en la que estuve viviendo la política desde dentro, fue cuando se instauró la democracia en nuestro país, allá por el año 1977.

    Por aquel entonces me encontré sumergido en la propaganda de las elecciones generales, primeramente rellenando sobres con papeletas para buzonear, pasando posteriormente a los equipos de pegadas de carteles, para terminar de encargado de los mencionados equipos (yo nunca me afilié porque tengo que reconocer que trabajé por dinero desde el minuto uno). El partido para el que trabajaba era UCD, es decir, el partido de Adolfo Suárez, ese señor que se dejó el alma por conseguir una transición pacífica y al poco tiempo se le despellejó vivo, reconociéndose su obra, como pasa casi siempre en este país, cuando ya había fallecido. Desde ese otero, pude observar que lo primero que hace el que se siente en la necesidad de ayudar a la sociedad desde la política (en principio por puro altruismo), es afiliarse a un partido, con todo lo que conlleva como es: pagar las cuotas, asistir a las reuniones tratando de aportar nuevas y variadas ideas, colaborar en labores de intendencia como montajes de chiringuitos para propaganda, acompañar a sus líderes como palmero para hacer bulto y aparentar un lleno en una reunión que sin ellos estaría vacía, etcétera. También tiene que apostolar en su entorno las bondades de su formación política, teniendo siempre preparados una serie de latiguillos o consignas, que ha que soltar en el momento preciso para dejar marcado el territorio (más o menos como los perros cuando se van meando por las esquinas).

    Cuando a alguien de la cúpula le parece que ese muchacho destaca y muerde si hace falta por ellos, se le suele apadrinar y es cuando se le convierte en un político profesional. Las dos motivaciones que lo mueven son: primero el interés por el pueblo y segundo el interés por su partido, con el que comparte plenamente sus ideales.

    Conforme va pasando el tiempo y le va viendo el color al dinero y al poder, comienza a intervenir un tercer factor que es el interés personal. Tengamos ojo y no pensemos que solo buscan el cazo, para muchos el solo hecho de cobrar un sueldo fijo, más alto que el que traían o la tranquilidad de no tener traslados en su empresa o puesto de la función pública, ya le es rentable para anteponer los intereses propios a los loables principios de “devolver a la sociedad parte de lo mucho que han recibido”.

    Cuando ya han probado el sabor del poder, dinero y reconocimiento, no quieren soltarlos. Están encantados de haberse conocido
    y de sentirse oídos por personas que en condiciones normales nunca les habrían hecho
    el más puñetero caso, contradiciéndose y mintiendo,
    sin el más mínimo temor
    a la hemeroteca, con menos vergüenza que un perro
    en una matanza. Cuando
    les interesa, lanzan a sus
    esbirros a atacar a quienes les piden explicaciones.

    Voy a poner un ejemplo. Los Fondos Europeos detallan que en Jaén tiene que haber una inversión de 443 millones de euros que destina Europa para esta ITI, de los que 223 corresponden a la Junta de Andalucía y los otros 220 son con cargo al Gobierno de España. La plataforma “Jaén Merece Más” ha denunciado que la Junta va a meter vía ITI lo que debe acometerse con fondos corrientes y que el Gobierno central ha dejado fuera de los presupuestos generales nuestra partida de 220 millones. Pues aquí que somos más tontos que un ciruelo, lo único que se nos ocurre es tratar de matar al mensajero, en vez de pedir explicaciones a nuestros serviles políticos. Por cierto, está en el horno una nueva ley por la que el Gobierno va a comprobar la veracidad de lo que digan los medios de comunicación, esperamos que no salga antes del día de publicación de este artículo.

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