Flores de mayo

    22 may 2022 / 16:00 H.
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    Pétalo a pétalo me desfloro, tengo la corola ajada y los colores mustios de las flores desmayadas, ¡oh mísero de mí!, ¡oh ingrata primavera!, que no me procuras ni consuelo, ni brío, ¿qué fue de aquel capullo entusiasmado y animoso?, de aquel que en tiempos idos le llevaba esperanzado, flores a María y ahora no dona ni un humilde cardo borriquero a los laboriosos san isidros del AOVE, ¿qué desaforada mutación me turba? Estoy falto de abejas polinizadoras, esas desinteresadas colaboradoras de mi proliferación como ornamento y esencia vital, están desapareciendo, están dejando los panales vaciados, como la España, están dejando de pintar paisajes con nuestras flores, por aburrimiento, por dignidad natural, o sencillamente porque los están despreciando con un ERE antinatural, a las abejas y a los ovejos. La abeja reina no pare huevos “pa ná”, por eso es reina. Vuelvo a mi pena y me cisco en ella, pues aquel lindo capullito de alhelí, que fue quizás, quiero creerlo, un florido pénsil, ha devenido en páramo estéril, por involución responsable, convicción inusitada, desencanto, y supongo también que por marchitamiento biológico. Pero, como soy perro viejo, para eludir esta astenia primaveral que les confieso, y evitar ser transmisor de toxicidades añadidas e innecesarias, tuve a bien ungirme con las balsámicas flores de Bach, después, acercarme a los azahares sevillanos, a los inciensos procesionales, a los rebujitos caseteros para feriarme con gente de postín, políticos preelectorales y demás vivientes de alberos y alegrías. Pero como los excesos se pagan, y estuve necesitado de una siesta urgente, me perdí en el sueño, donde me encontré con mis demonios y esa pesadilla recurrente que me despierta con una diana floreada, como cuando era recluta de mi patria, la misma diana, pero menos floreada y con más dolor que ahora tienen los soldados ucranianos y rusos y algún que otro combatiente de otras guerras que no salen en televisión. Hay que ver, ¡que horrible es la resaca humana! También lamento no haber podido bajar al Rocío, pero mi mula torda estaba en su momento de hembra fértil y yo no estoy para andar a dos patas por esos caminos de fe exasperada. Busqué consuelo en la tierra que contemplo, en este Jaén levantado y merecido, y me propuse un peregrinaje científico- cultural por las romerías de los romeros en flor de nuestro edén interior, para dar fe, como notario emérito, de la capacidad de ingesta y devoción que tienen mis hermanos nativos. Y quedé satisfecho, tan satisfecho que se me han pintaó las ojeras de flor de lirio real. Y ahora que me siento realmente mayestático y fluorescente, me voy a prender una flor de lis en el chándal y proponerle al concejal de festejos la organización de la primera regata internacional en la charca de Pegalajar, para loor y gloria de nuestra tierra. Conclusión: el que se marchita es porque quiere.

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