Final de vacaciones

De una manera u otra, todos vamos dejando atrás los días de descanso y relajación que nos han aportado los días de vacaciones, conforme cada cual haya conseguido disfrutar. Estamos en ese proceso en el que decimos adiós a la sensación de libertad. A las actividades placenteras y emocionantes. A los momentos de descanso y de autocuidado. Y nos vamos sumergiendo en la rutina diaria, con prisa y sin pausa, pero, en principio, mentalizados de lo importante que es la dosificación de las energías renovadas, para no caer, precipitadamente, en el estrés que llegábamos a arrastrar antes de nuestro merecido descanso laboral. Desde estas líneas animo a afrontar esta nueva etapa inevitable de la vida, de regreso al trabajo, a nuestras numerosas responsabilidades y tareas, con optimismo y vitalidad, tal cual venimos haciéndolo, anualmente, porque no nos cabe más remedio.

De nada sirve rebelarse en contra, más que para potenciar nuestra sensación de desubicación y desilusión. No obstante, aún falta por producirse el hecho más evidente que nos termina por poner las pilas de cara a la realidad, que es la vuelta al cole y a las universidades. Y es que, en realidad, el inicio del curso académico nos plantea la necesidad de determinar las pautas que, cada cual, pretende seguir durante todo el curso, hasta que, allá por el próximo mes de junio, llegué, de nuevo, la anarquía que supone el verano. Pero hasta entonces, y mientras llega el comienzo de las clases, andamos en un stand by, que nos permite idealizar con que aún no estamos plenamente incorporados a la vida diaria, pues son los niños, especialmente, los que nos marcan los horarios de todo el día. Querámoslo o no, la vuelta a la normalidad prevacacional se avecina. Mientras tanto, y para no caer en depresión, hay quienes ya tienen puestas sus miras en el próximo puente festivo, y andan organizando su próxima salida turística. Y es que, no hay nada mejor para superar los momentos de bajona, que ocuparse de idear algún tipo de salida mini vacacional.