Filántropos y mecenas

    12 jul 2019 / 17:11 H.

    Echo de menos en nuestros medios de comunicación el reflejo de la realidad de nuestro país, que se muestre que vivimos en uno de los países de la UE-15 con uno de los gastos públicos más bajos en sanidad, en educación, en servicios sociales, en escuelas de infancia, en servicios de atención domiciliaria, en vivienda social, en pensiones y en un largo etcétera. La quinta economía de Europa sigue, desde los inicios de nuestra democracia, gastándose en el Estado del Bienestar muchísimo menos de lo que le correspondería por el nivel de riqueza que tiene. Y este retraso se ha ido acentuando mucho más durante los últimos diez años. A esta situación se le han añadido los recortes, consecuencia de que la ortodoxia neoliberal se convirtiera en la hegemónica, en el desarrollo de las políticas públicas de los gobiernos centrales y autonómicos; se debilitó aún más nuestro escasamente financiado Estado del Bienestar, y se realizaron esas políticas con el fin de alcanzar el sacrosanto objetivo de reducir el déficit público, verdad incuestionable del neoliberalismo, cuya aplicación ha tenido las consecuencias tan negativas que todos hemos visto y que tanto han dañado la calidad de vida de las clases populares. Si nos fijamos, por ejemplo, en la sanidad, los enormes recortes del gasto público social han provocado la disminución de los recursos asignados con consecuencias tan negativas como la reducción de los equipamientos y del personal sanitario.

    ¿Cómo explicar la pobreza del sector público en nuestro país y de nuestra sanidad pública, por seguir con este ejemplo? ¿Cómo explicar la poca financiación de nuestro Estado y del gasto público social? Según el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda, Gestha, el sindicato más representativo del Cuerpo Técnico de Hacienda de la AEAT y de los Cuerpos Técnicos del Ministerio de Hacienda, en concreto según su presidente, el 70% del fraude fiscal es cometido por los grandes patrimonios y las grandes empresas de este país. También hay que añadir que la aportación de los grandes grupos empresariales está muy por debajo de lo que pagan en otros países con igual nivel de desarrollo. Los propietarios y gestores de los grandes grupos financieros y económicos en España tienen una gran influencia mediática y política en las instituciones representativas, con una dimensión sin precedentes que no se puede comparar con la mayoría de los países de la UE-15. Y esa influencia explica la pobreza del sector público. Es curioso que la aplicación del neoliberalismo y sus políticas de austeridad, a quien más ha beneficiado es a esta clase empresarial; clase que tiene mayoritariamente como ideología y doctrina económica de cabecera ese mismo neoliberalismo.

    Podemos ver los datos de Eurostat en el periodo de la crisis, veremos cómo se han aplicado políticas redistributivas con las rentas en España, políticas neoliberales que han hecho que las rentas del trabajo caigan frente al ascenso de las rentas del capital; ascenso auspiciado por el gran descenso de la carga fiscal para aumentar de este modo los beneficios empresariales. Esas mismas políticas explican también la gran caída de los salarios y el deterioro del mercado de trabajo en nuestro país.

    Nuestro Estado del Bienestar, nuestra sanidad y nuestro país no necesitan mecenas ni filántropos del mundo empresarial que utilicen estrategias de marketing y de relaciones públicas para hacer promoción o lavar la imagen de sus empresas potenciando la imagen de responsabilidad civil. Necesitamos recuperar el crédito de las instituciones políticas y que representen a la mayoría de la ciudadanía y no a los poderes fácticos, poderes financieros y económicos que ejercen tanta presión sobre el poder político. En las democracias donde estos entramados no existen, apenas hay mecenas. Necesitamos que no exporten puestos de trabajo a otros países y que no disminuyan los salarios con esa excusa. Se empobrece también al Estado disminuyendo el número de asalariados y el número de contribuyentes. Necesitamos así que no se empobrezca el Estado a través de evitar pagar impuestos en nuestro país.