Ficción real

    12 ago 2022 / 16:00 H.
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    No permitiré injusticias ni juego sucio, pero... si se pilla a alguien practicando la corrupción, sin que yo reciba una comisión, lo pondremos contra la pared... ¡Y daremos la orden de disparar!”. Con estas palabras definía Groucho Marx, en el papel de Rufus, el presidente de la ficticia república democrática centroeuropea de Freedonia, su lucha contra la corrupción. Incluye una pequeña frase entre comas, sin que yo reciba una comisión, que arruina la frase y a la vez define su sátira. aquí y ahora, 89 años después de esa película, la inmoralidad es perfectamente aplicable, Partidos tradicionales que relevan a otros criticando sus malas artes, y las reproducen una vez en el poder. Formaciones nuevas que vienen a limpiar...hasta que pisan moqueta. Grandes oligopolios de comunicación que callan o incluso son partícipes. No sé si corrompe más el poder, la necesidad de lograrlo o el miedo a perderlo, pero lo que sí está claro es que el que no pelea contra esto forma parte de la podredumbre. Y no acabo sin un reconocimiento a los políticos que de verdad luchan por su tierra y su gente, y además sufren el doble castigo de ser señalados y metidos en el mismo saco de las manzanas podridas.

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