Fetichismo

    08 sep 2021 / 17:03 H.
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    A veces morimos en vida, a veces nos matan y seguimos viviendo. En el pasado día 6 del presente mes, ocho encapuchados han mutilado a un joven a plena luz del sol en la “cosmopolita y cultural” ciudad de Madrid, justo en el portal del bloque de pisos donde reside. Insatisfechos los homófobos, con los insultos y las vejaciones a las que han sometido a la víctima, le han tatuado con un arma blanca la palabra despectiva “maricón”, la cual le hace ser intolerable a los asesinos, homófobos, cobardes amparados ante la oscuridad de una capucha, y pútridos aun en su juventud. Una agresión más de tantas otras, tintadas con el mismo odio que exhala el fetichismo al que veneran estos seres “machos”. Tal día como hoy, un 8 de septiembre, se encontró el cadáver de Annie Chapman, la segunda víctima de asesinato del asesino Jack el Destripador. Otro ser inmundo más en una capital cosmopolita y cultural, como Londres, que seleccionaba a sus víctimas por estar apartadas de su zona de confort y no pertenecer al círculo del engreimiento de los omnipresentes seres que se creen superiores a los que no son como ellos. Qué más da vivir en Malasaña, en Whitechapel, o en otra ciudad si nos está acechando la intolerancia.

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