Feijoo y la gramática

07 abr 2023 / 10:25 H.
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De mis años de estudiante datan los recuerdos de las lecturas de un orensano ilustre como fue Benito Jerónimo Feijoo, autor del discurso Defensa de las mujeres (1726), considerado el primer tratado del feminismo español. A nadie se le ocurre ponerle tilde a este escritor, pero con el líder del PP, también orensano, Núñez Feijoo, los medios de comunicación están haciendo una excepción. Por más que le doy vueltas, no entiendo lo que sucede con el apellido Feijoo, que de ninguna manera lleva tilde, pero el líder del PP se empeña en ponérsela. Es evidente que hay algo oculto, algo sospechoso, para que a pesar de todo lo sigan tildando. ¿Por qué? Uno es filólogo, perdonen ustedes, así que me sale sin querer lo profesor pero, digo yo, independientemente de que uno sea lo que sea, ¿es o no razonable escribir bien? Hay anomalías que solo en España suceden, como aquellos biempensantes que le pegan una patada a la gramática y luego se dan golpes en el pecho con los académicos. Lo que ocurre en este país es innombrable, porque a la gramática y a la letra pequeña, ya se sabe, no le prestamos atención, pero después nos quejamos, con las rebajas... Y ahí quedan esas fotos con al contrabandista Marcial Dorado, ambos en una embarcación de recreo pasándoselo pipa. Coleguitas. Tan amiguitos. A nadie se le escapa que por esa época en la que el líder del PP se juntaba con este señor, que hoy cumple condena, lo habían detenido varias veces. Por los clavos de Cristo, ¡esto no es ingenuidad! Que Alberto Núñez Feijoo, tan campante, siga al frente del principal partido de la oposición, solo sucede en España, porque en cualquier país democrático europeo este hombre ya estaría de patitas en la calle. No es que lo diga yo, es lo normal, y si no que pregunten por ahí. Claro que hay quien dice que es solo un líder de transición, y que quien de verdad va a sucederle será Ayuso, ay Dios, la Trump de Arturo Soria, la Bolsonaro de Malasaña, esa facción populista de los demagogos; o en última instancia Moreno Bonilla, Juanma para los amigos, que es el ala moderada de los moderados, los ultramontanos y montaraces, camuflados de simpáticos para después malvender la sanidad pública... aunque eso lo hace todo el PP. Me remito a las estadísticas. Y a las falsas promesas, a los comentarios procaces que acaban arrasando, junto con los callejones sin salida de la sinvergüencería. En la anterior legislatura, Moreno Bonilla bonificó el cambio de ventanas, potenciando el ahorro energético, etcétera. Daban unas ayudas que tenían recargo en hacienda, y la cosa salía casi igual que lo ingresado. Ahora en esta legislatura dijeron que lo habían mejorado, porque quitaron lo de hacienda, pero entre unas cosas y otras, con todos los papeles que hay que presentar, los permisos y las solicitudes, al final sale también por un pico y da vértigo solo pensarlo. Mucha gente ni se molesta en rellenar formularios kafkianos para que ni se sepa con seguridad si te van a conceder la ayuda, pues el presupuesto es limitado y cuando se acabe se ha acabado. Así que esos son los grandes beneficios a las familias y a los trabajadores del gobierno de Moreno Bonilla, Juanma para los amigos, que ganó por mayoría absoluta en las últimas elecciones autonómicas. El señor Feijoo luciendo la mejor foto del mundo. Y la gramática a freír espárragos, ahora que es la época, por cierto.

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