Federico García Lorca, eterno

Esta semana se han cumplido 84 años del asesinato de Federico García Lorca a manos del fascismo miserable y rancio, aquel que se levantó en armas contra el poder democrático establecido. A Lorca lo fusilaron por muchas cosas, era todo lo que aquellos falangistas granadinos, aquel Queipo de Llano, siempre les hubiese gustado ser. Federico era culto, famoso, solidario y querido; por todo esto lo envidiaban, lo de maricón fue el pretexto perfecto para aquellos machitos de tres al cuarto, a los cuales su hombría les negaba ver que de maricones estaba la iglesia de entonces, cómplice de aquel vil asesinato, llena, maricones y pederastas. Lo acribillaron a balazos allá por Víznar sin percatarse qué de esa fosa común, aún hoy no encontrada para nuestra vergüenza, brotó una brisa que hizo al poeta, al dramaturgo, al hombre, universal. Sus poemas eran coplas entre las gentes, sus libros encandilaron a todo el Planeta. De sus asesinos o no hay recuerdos o son nefastos, Queipo solo transcendió por su maldad. Federico fue, es y será universal. No, no pudieron matarle.