Falta sentido común

Hay argumentos que caen por su propio peso. Con la normativa, lógica o no, sabemos que actividades se pueden realizar, incluso somos conscientes del número de personas que pueden asistir a ellas. Intercambio opiniones con un conocido defensor de las corridas de toros y ante mis discrepancias, sentencia “quien quiera ir a los toros, vaya y punto”. Si eso es todo lo que puede aportar, mal vamos. Autorícense pues ferias, asista quien quiera; que las zonas de ocio no tengan límite de aforo. A veces tengo una sensación rara con esto de lo que se permite, no encuentro lógica alguna. Conste que estoy con los que piensan que es mejor prohibir ahora, nada de barra libre, que empezar a enterrar a gente dentro de un mes. No soy anti nada, ni siquiera anti lo que no me gusta, pero el virus ha venido a decirnos qué, o se ponen límites, o ya hará mesa limpia él. No se trata de autorizar todo, dejar al libre albedrio personal las cosas. Ojalá el virus supiera seleccionar, pero no es así, si uno se infecta, nos joderemos todos los de su entorno. No echemos gasolina al fuego, se aviva.