Falta personal en ataque

Sobre todo en ataque. Porque en defensa, en una defensa pasiva, pausada, calmada y sumisa, ya hay bastantes efectivos. Sorprenden algunas administraciones, cuando las visita el ciudadano de a pie, en sus burocráticos quehaceres, en las que el funcionario, funcionaria o funcionarie —seamos inclusivos— de turno, pasea su desidia a través de su desgana con evidente desdén. Como si se aburriera del aburrimiento. Mostrando como la no optimización de los recursos penaliza la economía circular. Si todos los funcionarios aprovecharan el 100% de su jornada laboral, habría tantos gallos distintos cantando que la filarmónica tocaría en un corral. Y no se sienta usted aludido, que hay algunos, varios, muchos, sin los cuales el tranvía ni arrancaba (...). Más que el trasvase del Ebro, más que el traspaso de la fiscalidad autonómica, lo que España necesita es orden: la acertada colocación de las cosas en su correcto lugar. Y algo de empatía. Y funcionarios aprovechados que funcionen. Ojalá tuviéramos unos gestores elegidos democráticamente, que se encargaran de gestionar tales recursos ajenos, con el mismo celo que los propios...