Falso progreso
El nuevo gobierno progresista es el mismo que hace unos meses bramaba contra la amnistía de quienes dieron un golpe de estado en Cataluña, vanagloriándose incluso de ello. Recientemente hemos conocido los vergonzantes pactos que desde hace tiempo un sector del partido socialista hacía con personajes ya juzgados y condenados por ello. Esto ha provocado la indignación de numerosos socialistas honestos que han manifestado su malestar por las derivas autoritarias de sus compañeros. Por los ataques a la división de poderes. Por el deterioro de la convivencia social. Hasta Europa han llegado ya los ecos de las protestas. ¿Es correcto vender como progreso democrático lo que estamos viviendo en España? ¿Aferrarse a sillones con discursos belicistas de hace casi un siglo es progresista? ¿Gobernar para enfrentar y para dividir a los pueblos es progresista? ¿Gobernar para traicionar una Constitución, lograda con aportaciones de un amplio espectro ideológico, es progresista? ¿Acabar con el estado de derecho y con la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley es progresista? Para lograr una poltrona no todo vale. Blanquear a delincuentes o a asesinos debe ser condenable. A no ser que perdamos el sentido común, la honestidad y el deseo de un futuro esperanzador con verdadero y auténtico progreso.