Existencia vacía

01 jun 2021 / 10:01 H.
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Nos movemos en un tiempo en que nada sorprende. Un artista italiano subasta una escultura invisible y hay quien la compra por 15.000 euros. Inmediatamente me viene a la cabeza el cuento del Rey desnudo, cuya moraleja es el coste de decir la verdad. Nadie es capaz de decir la verdad de lo que ocurre por la cercanía al poder del rey sus posibles represalias, hasta que un niño no mediatizado por intereses y la ambición de poder, expresa la verdad y deja los demás al descubierto. No se especula con el valor tangible, la verdad del objeto, sino con el deseo individual del artista, el valor de lo falso. Hay quien no desea que reconozcamos que la globalización eliminó el sentido patrimonial de nuestra política, como si aún fuésemos un estado imperial con hegemonía sobre los demás, con capacidad para autoabastecernos y una política independiente del entorno. Europa no admitirá las actitudes y decisiones separatistas, pero tampoco va aceptar el uso del palo, la imposición y judicialización de la política, es contraria a sus principios.

Tampoco se va a entender que quienes afirman que hay que pasar página de la historia, indultando y ocultando los hechos, porque lo que importa es el futuro, sean quienes no quieran indagar las posibilidades que pueda tener un indulto como estrategia política. No pretendo afirmar que haya que estar de acuerdo con este, porque con el ruido que se está generando es difícil que una persona pueda tener un criterio razonable; sobran emociones y testosterona, falta razón. Se trata de dialogar y analizar su posible utilidad. No se puede negar a priori ninguna opción. Hay que estudiarlas. Si se está en política es para poner la inteligencia al servicio del colectivo. No para buscar, o retener, el poder a toda costa para ser quien gestione la reconstrucción con el dinero que nos llegue de Europa. Hay quien confunde que lo que conceden los electores es autoridad para ejercer poder y no soberbia para despreciarlos. Véanse las declaraciones de algún candidato en las primarias socialista en Andalucía. Hay quien confunde el papel que le toca cuando se está en el poder judicial, se habla en las sentencias e informes, no se hacen declaraciones a medios de comunicación con juicios de valor. La cuestión no es que se venda una escultura inexistente, un concepto, la falsedad, el vacío. Como diría mi amiga María José, el problema es que haya alguien que esté dispuesta a comprarla, a decir que el rey tiene un traje excelente de hilo de oro. Quizás la respuesta la tenga Chaves Nogales cuando en su libro la agonía de Francia afirmaba: “Nunca una catástrofe nacional se ha producido en medio de una mayor inconsciencia colectiva”. La catástrofe no deja de ser la incapacidad para ver que nadie tiene razón que el valor está en buscar el por qué no la tengo. La razón solo surge de la aproximación y comprensión a los distintos puntos de vista. Sobran quienes construyen un discurso subjetivo y se erigen en la opinión a seguir. Por el hecho de votar y reconocer que la Constitución nos hace ser personas libres, no configuramos ciudadanía. Debemos ejercer como tal y pedir respeto, tanto en Cataluña como en el resto de España, y dejar de ser quienes respondemos a las preguntas en las encuestas que nos hacen los partidos políticos o los lobbies que se identifican con estos, para ser los que realicemos las preguntas y ellos las contesten.

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