Examen de septiembre

    05 sep 2019 / 08:48 H.

    El suspenso fue incuestionable. Nuestra clase política fue incapaz de alcanzar en julio un acuerdo para conseguir la investidura necesaria para normalizar este país. La responsabilidad se debería repartir entre todos los partidos, pésimos actores a la hora de asumir una realidad plural y fragmentada, circunstancia que exige implantar la que llaman cultura del consenso. Aunque sin duda los más responsables de la parálisis institucional son los partidos que conforman la izquierda ideológica. Su cuota de fracaso se reparte por igual entre las dos formaciones que representarían la opción mayoritaria de los ciudadanos. Nadie entiende que los acuerdos programáticos o los gobiernos de coalición se limiten a municipios y las comunidades autónomas. A no ser que la desconfianza en el plano nacional no sea más que una confrontación de egolatría entre líderes políticos. No parece que este verano se hayan aplicado para aprobar la asignatura de la razón y la lógica, “rara avis” en política. Pero va siendo hora de que aparezcan al fin, si no quieren que en las próximas elecciones el cansancio de su electorado les conduzca a una larga travesía por el desierto de la oposición.