Europa, ¿para qué?
Para mi generación la Unión Europea era una puerta al progreso, a la modernidad y un colchón de seguridad. Nadie tenía duda que era la garantía de un modelo económico y social donde nadie perdía y todos ganábamos. Hemos estado a la vanguardia del mundo en conocimiento e innovación durante muchas décadas, hemos sido la cuna de los derechos humanos y nuestros avances en derechos y libertades unido a la fortaleza del estado del bienestar hicieron que fuéramos un faro para todas las democracias del mundo. La sociedad europea que construimos tras el desastre de las dos guerras mundiales y la superación de los fascismos y los nacionalismos ha sido y es un ejemplo de solidaridad, de tolerancia y de convivencia.
Los cambios y las transformaciones sociales que afrontamos en estas primeras décadas de siglo han hecho mella en nuestro modelo europeo, sin duda, y necesitamos construir entre todos un nuevo relato que nos permita hacer frente a los nuevos desafíos. Son muchos para poder ponernos a la cabeza de las nuevas economías tecnológicas, del cambio climático, de la inteligencia artificial y de un nuevo orden para las migraciones. Además, urge en la agenda europea una estrategia de seguridad y defensa común que nos proteja de las tensiones geopolíticas que seguimos sufriendo. Los fondos Next Generation que nos han permitido reflotar la economía española en los últimos años, son un ejemplo de que sólo unidos y con el paraguas de la Unión podremos salir adelante cuando las crisis nos complican la vida.
Todo el mundo ha alertado ya de la amenaza de la ultraderecha en estas elecciones y para frenarla es imprescindible nuestra participación. No podemos dejar de votar porque en un mundo tan convulso, nos jugamos mucho en cada elección y de nuestra decisión dependen ahora muchas cosas que nos afectan a nuestra economía doméstica, a nuestras oportunidades laborales, al estado del bienestar, a nuestra democracia y a nuestros valores. Leyendo la carta de VOX que me llegó a casa esta semana no salgo de mi asombro lo poco que aprendemos de los peores episodios de nuestra historia y cómo puede tener éxito ese empeño de volver al pasado.
El programa de Vox no puede ser más absurdo en mi opinión. Más soberanía nacional no nos aportará más fortaleza, sino debilidad frente a un mundo globalizado. Acabar con la agenda 2030 no hará otra cosa que ponernos antes frente a un planeta inhabitable medioambientalmente e insostenible humanamente, si no respetamos y protegemos los derechos de todo el mundo. Y exigir unas fronteras fuertes frente a la inmigración es no querer ver el reto que tenemos como continente. Si nuestra curva demográfica nos lleva a vivir más y perder varios miles de europeos en las próximas décadas, ¿quién va a trabajar? ¿cómo vamos a cubrir los empleos que necesitamos en las próximas décadas, cuando estemos cobrando tan ricamente nuestra pensión?
La PAC tan atacada también por los grupos ultra, sabemos bien que no acaba con nuestros cultivos, sino que nos ayuda a hacerlos más rentables. Que nos lo digan a los jiennenses y al valor añadido de nuestro preciado oro líquido gracias a las ayudas europeas.
Por favor lean y analicen lo que nos jugamos en Europa en los próximos años, para frenar unas perspectivas sombrías que nos alejen de ese orgullo europeo que todos paseamos por el mundo y que tanto prestigio y bienestar nos ha aportado en el pasado. Europa es futuro.