Estilo Jaén (II)

La semana pasada terminaba con el viejo dicho “el que venga detrás, que arree” con el que se conducen aquí los gestores de la cosa pública; debo seguir para no dejar inacabada mi reflexión. La sede del afamado premio de piano —65 ediciones— ha convertido las baldosas de plazas y avenidas en teclados musicales, notas afinadas a diapasón, cantarinas, graves, movidas y profundas las del Paseo de la Estación; a nadie se le ha ocurrido pegarlas ¿para qué? Las tapas de la calle Maestra quedaron olvidadas con el vuelco electoral, ocupados en denuncias y defensas recíprocas; puede esperar para publicitar la “ruta de la tapa” a sus bares. El pobre de Don Bernabé sigue preso en su jaula de latón, sin ver ni ser visto tras el burladero que lo defiende del daño de transportistas imprudentes de paso a la obra eterna de San Clemente, vía clausurada a cal y canto y cuyo comercio no sabe de cambios políticos sino de falta de clientes; podría seguir, pero acabo con la mayor de las paradojas: la solicitada y prometida —por unos y otros, cuarenta años— autovía a Córdoba, en lugar de dos vías paralelas, tendrá un trampantojo y rotondas. Ironías estratégicas: “Provincia bien comunicada” a estilo Jaén.