Estados cuánticos

En lugar de enseñar sobre la atención lúcida, nuestros sistemas educativos intentan embutir información en las mentes de los jóvenes para después calificarlos en virtud de los megabytes que caben en sus memorias: si sabes diez cosas tienes un 10 y si sabes cinco, un 5. Yo olvidé pronto lo que me enseñaron mis profesores y así sigo. Mi cabeza tiene un enorme espacio vacío, porque ¿para qué marear la basura de mi cerebro cuando la vida explota frente a mí de todas las maneras posibles? Y si tuviera que recordar algo; por ejemplo, una de las noticias apocalípticas con las que nos bombardean a diario, bastaría con preguntar a eso más inteligente que yo: mi teléfono. Sin embargo, sí ha habido una noticia capaz de subsistir a la fuga de mi memoria: tres físicos han recibido el Premio Nobel de física por sus experimentos de los estados cuánticos entrelazados. Saber que dos partículas se comportan como una sola unidad incluso cuando están separadas y confirmar que lo que le sucede a una determina lo que le sucede a la otra me parece algo más rico en pormenores y resonancias que cualquier estereotipo de belleza... aunque Einstein describiera el fenómeno como “una espeluznante acción a distancia”.