Esperanza

    10 nov 2020 / 16:35 H.
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    Dios aprieta, pero no ahoga” o “Si se cierra una puerta se abre una ventana”, son dichos que a veces tienen toda la razón porque algunos después de todo tienen suerte a pesar de los pesares. Hablo muy de cerca, pero también por todos aquellos que han superado el bicho, a pesar de las secuelas como una voz casi perdida, pero lo importante es la vida, porque bastantes se nos está llevando la covid-19. Yo sigo insistiendo en la falta de conciencia de todos, y vuelvo a decir que los botellones no paran y ni hay quién los pare, porque si no se hacen en público, que se hacen, se hacen en casa. ¡Qué volvemos a estar confinados! Que no se puede salir de Jaén, y que a partir de las diez de la noche tenemos toque de queda, a ver quién detiene a esta juventud, yo creo que el deber es de los padres, pero otro dicho: “¿Quién pone puertas al campo?”. Pues hay que hacerlo, sea desde casa, o sea con más ayuda a los Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado porque no son omnipresentes, y esto se nos va de las manos. También lo pido para los médicos, enfermeros, celadores... porque no dan más de sí y se están llevando buena parte de este virus. Y finalmente siento desde mi barrio que la economía se hunda con estas medidas, pero pido que esto pase pronto.

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