España, un país sin niños

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Faltan niños en España. Solo fijarse un poco cuando deambulamos por la ciudad para advertirlo. Un país sin niños es una nación sin futuro. Duele decirlo, pero es cierto. Dicen las estadísticas que, de cada diez hogares, siete no tienen niños. Un país para crecer necesita niños, ellos son la sabia nueva para engrandecerse los pueblos. El futuro de los países son sus habitantes. Ellos son el reemplazo, el suplente vivo que hay que proteger no solo en la enseñanza reglada, hay que educarles en valores. Mostrarles nuestro apoyo, oírles, transmitirles los saberes que la vida nos ha ido poniendo por delante. Lo claro del vivir cotidiano, las experiencias. Esas vivencias sencillas son templos para las almas puras y agradecen beber de ellas. Porque es bonito y necesario que así sea. Siempre se ha dicho que el más débil es el que pierde. Verdad profunda. Hagámosles fuertes. Hay adolescentes en nuestro país que están en la escala más baja de la pobreza. Esto tendría que saberse más. Las estadísticas nos marcan que España es el segundo país europeo con más niños pobres o en riesgo de serlo. La epidemia y las familias monoparentales han dejado su huella. Quedamos desarbolados al saberlo.



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