Espacio sideral

    21 ene 2024 / 09:43 H.
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    Siempre la claridad viene del cielo”, comenzaba el poeta Claudio Rodríguez su Don de la ebriedad. Aunque estos días los nubarrones dejan sobre las ciudades luces misteriosas como pintadas por Gutiérrez Solana, la inmensidad de la arquitectura celeste siempre me resultó conmovedora. Cuando era adolescente, pasaba horas con los amigos tratando de identificar las constelaciones y demás formaciones siderales, abrigados por todo tipo de preguntas que asaltan a la visión cuando esta se pierde en los límites del tiempo y del espacio. El verano pasado, en una de esas noches limpísimas, perdidos en la sierra, pudimos advertir la cantidad de tráfico aéreo que circula ya por las alturas, imagen de la coraza frenética que podría advertir en nosotros cualquier ciudadano de la galaxia. A ese mismo cielo sigue mirando el pueblo palestino, acostumbrado ya a los obuses que lanza indiscriminadamente el Estado de Israel como respuesta desproporcionada al execrable ataque de Hamás del pasado octubre. Este sábado, poetas de todo el mundo pedirán que el cielo vuelva a su condición de paraíso, sobre todo a los ojos de esos niños que han olido demasiado pronto el azufre en las nubes y el fósforo en los sueños.

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