Eso es lo más preocupante

14 jun 2024 / 08:48 H.
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Los resultados de las elecciones europeas han sido en cierto modo sorprendentes, porque si bien los partidos tradicionales se han mantenido en niveles habituales, con escasos márgenes, la llegada de un nuevo partido en la extrema derecha populista es, cuando menos, preocupante. Ha recibido 800.000 votos. Lo cual indica que el pueblo se equivoca y, una vez más, se ha movido arrastrado por la bilis y los instintos bajos. El resultado para la democracia es una catástrofe. El tal Alvise este, pseudónimo de Luis Pérez Fernández, sevillano para más señas, recaló a las órdenes de Toni Cantó en Valencia, cuando Ciudadanos tuvo fuerza. Luego fue reculando hacia un lado y otro, digamos como independiente, hasta hacerse un hueco en las redes sociales y formar su propio partido —llámese agrupación de electores— que, tras avatares varios se denominó Se Acabó La Fiesta. SALF en sus siglas. Siempre ha habido Alvises en política, en España como en otros países, sobre todo latinos, desde Jesús Gil hasta José María Ruiz-Mateos, y esto no es la novedad. Se aprovechan de los ignorantes. Lo que llama la atención ahora es el método por el que se ha hecho conocido este joven, que no es otro que las redes sociales. Y no viene del poder. Los bulos son su pan de cada día y al populacho le gusta. Este tipo de personajes alimentan lo cotidiano con basura y siempre hay algún despistado que le hace caso. No hay excepción para la idiotez. Todo lo que rodea a este señor se halla en torno a las redes sociales, y generar mentiras es su profesión. Las redes sociales son, como la televisión en su momento, un fenomenal medio de comunicación. Cuando la televisión se inventó, rápidamente se vio cómo podía ser un instrumento excelente para cultivar a la plebe y formarla en valores. Directores de cine consagradísimos como Roberto Rossellini abandonaron la gran pantalla, para dedicarse a rodar telefilmes, pues consideraban que era el mejor medio para llegar al público. No se equivocaban en el fondo, pero sí en la forma, ya que pocos años después, la misma televisión italiana sabemos en qué se convirtió, de la mano del inefable Silvio Berlusconi. Aquí en España, que tiende a replicar malamente a Italia, con una década de retraso, fundó Tele 5: mucha carnaza, concursos estúpidos y no menos programas estúpidos. Pues bien, sucede igual con las redes sociales, que por supuesto son más veloces que la tele de los 70. Y listillos como Alvise Pérez están ahí a la que salta, con su palabrería barata, difamando con su constante gota que van cayendo y cayendo... ¡Estamos en democracia!, argumentan ellos. Y por eso mismo esta morralla se aprovecha del sistema y lo menosprecia, se benefician de él y lo llevan hasta la extenuación, hasta el extremo, poniéndolo de vuelta y media... ¡y se arroga ser antisistema! Este polémico politicastro, que frecuenta más los juzgados que su dormitorio, por tantos juicios en contra, buscaba ser un aforado del Parlamento Europeo, cobrar un sueldazo y repantigarse cuatro años en su poltrona, haciendo el ganso por esos pasillos de Dios, montado en un avión de acá para allá, en comisiones de cualquier cosa y retuiteando patrañas mañana, tarde y noche. Está claro —clarísimo— que lo ha conseguido. Pero como he dicho en más de una ocasión, el culpable no es él ni su discurso, sino quien se lo compra. Eso es lo más preocupante.

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