¿Es la
nueva normalidad?

Empieza la nueva normalidad? Los medios nos muestran el aumento diario de personas que quebrantan las reglas de comportamiento social establecidas para luchar contra el contagio del coronavirus achacándolas de irresponsables. Seguro que a algunas si se les puede atribuir esa denominación, pero me atrevo a decir que la mayoría pueden ser víctimas de la lucha política establecida contra el gobierno, sobretodo la enmarcada en contra la persistencia del estado de alarma. Para la mayoría el estado de alarma es sinónimo de confinamiento, ruptura de las relaciones sociales y costumbres que mantenía anteriormente. Si oímos a los líderes políticos en los que se confiamos
decir que es exagerado e
innecesario y que la única
utilidad que tiene actualmente es en provecho del gobierno, si lanzamos al mismo tiempo una campaña del
uso generalizado de las mascarillas, dando la sensación que es la medida definitiva y amuleto de la inmunidad. El cóctel ya lo tenemos; “hago lo que quiera y si además soy precavido y prudente me pongo la mascarilla”. Para qué más esfuerzo si todo está casi solucionado, ¿no?.