¡Es la inmigración, estúpido!

28 ago 2024 / 09:37 H.
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La expresión “¡Es la economía, estúpido!” fue el lema de la campaña de Bill Clinton de 1992 con la que llegó a la Casa Blanca. El lema se atribuye al asesor James Carville y pretendía llamar la atención de los estadounidenses en las reformas profundas de la economía que se requerían para salir de la grave crisis que vivimos entonces. Todos los partidos socialdemócratas del mundo llevan décadas sufriendo profundas derrotas electorales, fruto de su incapacidad de definir un proyecto político sólido y coherente donde la gestión de la inmigración no sea un freno para mantener la confianza del electorado fiel de clases medias, obreras y trabajadoras.

Décadas llevamos aprobando leyes y normas que sabemos que no funcionarán jamás, pero que nos permiten ir sorteando los discursos y planteamientos racistas y xenófobos con los que las derechas y sobre todo la ultraderecha han conseguido alcanzar la fuerza que hoy tienen. Estas recetas y estos discursos están agotados y ha llego el momento de coger el toro por cuernos, para que los partidos socialdemócratas y liberales ofrezcan respuestas coherentes y realistas para una gestión de los flujos migratorios. Nada se puede esperar de los partidos de ultraderecha, cuyos proyectos excluyentes no nos llevan a ninguna parte, pero si de los grandes partidos que siempre han estado a la altura de los tiempos y los desafíos sociales que genera cada etapa histórica.

Las crisis humanitarias y las miles de vidas perdidas en condiciones inhumanas no dejan ya indiferente a nadie por muy débil que sea su catadura moral. Los cambios demográficos y los desafíos de la longevidad en Europa requieren de nuevos europeos, que no llegarán con la simple evolución de la natalidad. Algunos estudios indican que Europa necesitará entre 30 y 50 millones de inmigrantes adicionales de aquí a 2050 para compensar la reducción de la población en edad de trabajar y mantener el nivel actual de personas activas frente a jubiladas. La sostenibilidad de los sistemas de pensiones y previsión social necesitan reformas que retrasen la edad de jubilación, como las que se están haciendo y ajustes en las prestaciones, pero sobre todo adoptar políticas migratorias y empleo efectivas, que mitiguen el impacto de la longevidad y mantengan un equilibrio más sostenible. Vivir cien años es una gran noticia, pero necesitamos personas que nos cuiden. Es difícil encontrar un hogar hoy donde el cuidado de nuestros familiares dependientes no haya supuesto un problema, que en la mayoría de los casos solo logramos resolver con la contratación externa de cuidadores de origen extranjero. Cuando escucho a menudo lo discursos xenófobos de VOX, me pregunto quién cuida a sus familiares dependientes y la frivolidad de sus palabras más allá del fondo ideológico de sus ideas.

La socialdemocracia necesita ser valientes y definir un proyecto político donde todos tengan cabida, como siempre. Hay que asumir el rechazo electoral inicial que se puede producir, fruto de los miedos lógicos antes cambios sociales difíciles de digerir. Es la falta de respuesta frente a la inmigración lo que no nos permite seguir adelante y tener éxito con proyectos ilusionantes y frenar las ideas irracionales de los populismos ultraderechistas que merman los pilares de nuestras democracias. No veo un desafío más importante para el gobierno de la Comisión Europea a punto de renovarse.



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