Equipos de nuestra Señora

    16 oct 2019 / 10:15 H.

    El pasado domingo tuvo lugar, en la Real Parroquia de Santa Marta de Martos, la apertura de curso de los Equipos de Nuestra Señora. Allí nos presentaron el tema de estudio para este curso: “Matrimonio santo: Alegría de la iglesia. Testimonio para el mundo. Sed santos, seréis felices”. Los equipos son un movimiento internacional, también implantado en nuestra Diócesis de Jaén, al que pertenezco desde hace algún tiempo y con el que me siento identificado. Estoy convencido de que un matrimonio cristiano no puede caminar solo y la mejor manera de hacerlo es acompañado de otros matrimonios que juntos se ayuden a crecer y vencer dificultades.

    Los equipos son una posibilidad más, de las muchas que hay en la Iglesia, para las familias cristianas que quieran vivir en la fe y testimoniar el “amor de Dios”. Posibilidad que conozco y de la que, al igual que hicieron conmigo, testimonio para aquellos matrimonios que están en búsqueda y les pueda servir. Un Equipo de Nuestra Señora es una pequeña comunidad cristiana de cinco a siete matrimonios que, acompañados por un sacerdote, quieren descubrir y vivir la riqueza del sacramento del matrimonio a través del diálogo, la oración y la formación. Escribo esto desde la vivencia personal y matrimonial, y doy fe que así es.

    Mi vida y mi matrimonio se han enriquecido mucho con las herramientas que este movimiento transmite, de tal forma que puedo decir que soy más feliz que antes, que nos hemos fortalecido enormemente y que mi familia se ha beneficiado de un mayor bienestar. No hay secretos, pero cuando se tiene más presente el acompañamiento de Jesús cuando se vive el matrimonio a la luz del Evangelio, cuando pones los dones al servicio de los otros, la vida se vive de forma bien distinta.

    No es fácil ser una familia cristiana en el mundo de hoy, por ello es muy enriquecedor apoyarnos unos a otros, para seguir a Cristo en pareja y en equipo. Un Equipo no es un grupo de amiguetes, es un estilo de vida compartido en el que el diálogo, la oración, la formación y el compartir te hacen vivir una vida más plena, fructífera y esperanzadora.