Época de solidaridad

26 nov 2022 / 16:00 H.
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Estamos a las puertas de una nueva navidad, unas fechas que pueden considerarse como las más consumistas del año, en las que nos vemos imbuidos en un ritmo de compras y gastos que desvirtúan, en ocasiones, el verdadero significado de la fiesta. Es época de intercambiar, de estar con los demás, compartir y regalar. Desde esta perspectiva, podemos admitir, en un principio, una clara evidencia inmediata a la experiencia, referida al hecho de que la sociedad es una convencionalidad, es decir, un sistema de relaciones de las que participan la mayoría de las personas que forman esa sociedad, aun cuando debemos entender, al mismo tiempo, que tal convencionalidad más que una arbitrariedad es una intencionada obra colectiva del hombre, sin planificación, pero orientada en su quehacer por convicciones. Por ello, la convencionalidad del comportamiento humano tiene el valor de la tradición, de las costumbres, de las creencias, en suma, de la cultura. La sociedad de la información en la que vivimos en la actualidad, nos adelanta por la derecha en la carrera consumista en lo que se denomina Black Friday (viernes negro, viernes de compras, viernes de descuentos...). Un término de origen norteamericano que muchas personas de mediana y avanzada edad desconocen ya que arribó a nuestro país a partir de 2012, hace apenas una década. Es una prueba de resistencia al consumismo privado después de una pandemia y el desafío actual de la inflación aliado al concepto de globalización que genera grandes desigualdades entre los individuos, entre pueblos y naciones y que afecta a la identidad de las personas ya que no todas ocupamos el mismo lugar en la sociedad. Esta situación genera procesos asimétricos que nos llevan a la exclusión y desigualdad en el acceso a las redes económicas, políticas y a desequilibrios sociales importantes.

El Informe del “Estado de la pobreza y exclusión social en España” (2015-2022) revela que un total de 13,1 millones de personas, el 27,8% de la población española, se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social y por tanto no tendrán la oportunidad de participar en el Black Friday y tendrán muy serias dificultades para celebrar una navidad al uso tradicional que la sociedad impone. En Andalucía más de tres millones de personas se encuentran en riesgo de pobreza y sigue aumentando la pobreza más severa. Por otra parte, el número de personas que viven solas en nuestro país alcanza ya la cifra de 5 millones, la inmensa mayoría mayores de 65 años y ello conlleva, en la época navideña que se acerca, que muchas personas pasarán la navidad en una soledad que en múltiples ocasiones es no deseada. Desde estas líneas queremos transmitir un mensaje pleno de solidaridad para los más vulnerables aun siendo conscientes de que los mensajes solucionan poco y, por tanto, se impone el diseño de acciones gubernamentales a nivel nacional, autonómico y provincial que permitan políticas de emancipación basadas en la eliminación o reducción de la explotación, la desigualdad y la opresión y promuevan la justicia, la igualdad y la participación. En definitiva, políticas sociales y económicas, sensibles al reconocimiento de los derechos de todas las personas. La solidaridad es una manera de llevar a cabo acciones para favorecer a los más vulnerables y contribuir así a que haya más justicia social y evitar que persistan desigualdades tan enormes que en estas fechas que se aproximan se hacen aún más patentes. Pero ¡ojo¡, la pobreza no es un problema exclusivo del estado, sino que es también una responsabilidad nuestra como ciudadanos. Seamos solidarios.

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