Entre siestas y espetos

    28 jul 2019 / 11:23 H.

    El calor todo lo aplaca y, tras unos días dónde parecía moverse algo, ha desaparecido la reivindicación del ferrocarril en Jaén. Algunos quizá piensen que con tanto atraso acumulado, poco importa sumarle unos meses más. Solo he oído la voz del presidente de la Diputación, y me deja estupefacto. Si el futuro del tren pasa por disminuir tiempos de viaje a base a eliminar paradas, o no ha entendido nada o está asesorado por alguien que nada sabe de esto. Se vuelve a imponer ese discurso centralista, muy de Jaén, dónde todo empieza y acaba en la capital. Mientras aquí, los que quedamos siesteamos, cosa habitual con estos calores. Los afortunados que han salido, comen espetos en las playas granadinas y malagueñas, ajenos a pensar que en el territorio de los olivos pasa el tiempo. Y no es tiempo precisamente algo que nos sobre. El reloj corre implacable. Los trenes dejaron de pasar, otros pasaron de largo, y lo más cruel, el ferrocarril va camino de ser un sueño colectivo. Entre todos lo matamos, la inacción es un arma letal, asesina, y el chachachá del tren solito se murió.