Endémica corrupción

    17 sep 2020 / 16:53 H.
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    No había desparecido; sólo se había camuflado tras el impacto de la pandemia. Como otra suerte de plaga bíblica la corrupción renace de las cenizas de unos procesos judiciales que casi habíamos olvidado. Para escarnio y condena mediática del principal partido de la oposición, aflora ahora en forma casi de sainete político o ironía del destino. Hemos sido testigos “en diferido” de una auténtica película de espías, donde no es fácil determinar quiénes son realmente los buenos y los malos. Cierto que por los apodos que se les dio a los personajes —el asturiano, el de los tirantes, la rubia— parece más bien cosa de niños jugando a policías y ladrones. Sin embargo, no tiene nada de broma el hecho que certifica la instrumentalización de cierto aparato del Estado para evitar el peso de la justicia. A la vista de lo que sucedió entonces, resulta justificable aquella moción de censura que por primera vez se aprobó en nuestro país. Y razonable además como llamada de atención para quienes en el futuro padezcan tentaciones similares. La representación popular en el Parlamento debe tener siempre la última y definitiva palabra contra los corruptos. Léase si no la Constitución.



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