En memoria de Javier García

    29 jun 2022 / 16:16 H.
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    A primeros de este mes falleció un querido amigo para muchos de nosotros, Javier García. Los que tuvimos la suerte de compartir vida con él sabemos lo mucho que nos transmitió en vida. El pasado viernes en la Gala Jiennenses del año 2021, el conocido y exjugador de baloncesto Fernando Romay, extrajo de una película la siguiente frase: “la gente se cree que vive cuando respira, pero en realidad cuando vive es cuando alguien te deja sin respiración”. Así es como Javier García me ha dejado en tantos momentos de mi vida, y hoy quiero dedicar este artículo a su memoria, en agradecimiento por todo lo que me ha transmitido, especialmente en estos últimos años de su vida. Nos conocimos muy jóvenes, en la parroquia de San Juan Bosco de Jaén, durante mucho tiempo apenas tuvimos contacto, pero la vida, la música, nos volvió a unir. El Señor nos volvió a juntar porque tenía muchas cosas que transmitirme, y así ha sido. Humanamente es inevitable que la tristeza aflore por su pérdida, pero cristianamente es motivo de alegría el haber compartido camino con Javier García. Son muchos los momentos en que me ha dejado sin respiración; su forma de vivir, su pasión por ayudar a los más desfavorecidos, aunque para ello tuviera que irse a un país lejano, su forma de pensar y de entregarse sin nada a cambio, sin ruido y con un corazón siempre rebosante de amor, han dejado huella en mi vida, en la de mi familia, en las vidas de muchísimas personas que siempre lo hemos apreciado y valorado. Como nos ha dejado escrito: “una vida así tiene sentido, una vida vivida por y para los demás tiene sentido, una vida entregada al encuentro con el hermano tiene sentido”, así era Javier, siempre entregándose, desde la debilidad y con la fortaleza que Jesús le transmitía vivía contagiando alegría, ilusión y esperanza. A pesar de las dificultades la queja no era su bandera, lo positivo siempre era su destino. Su vida terrenal ha merecido la pena, me ha enseñado a “amar sin medida”. Hermano, tú ya gozas de la presencia del padre, yo aquí seguiré sembrando, hasta que nos volvamos a encontrar, allá en el cielo.

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