En la ley de la selva

    24 jul 2021 / 15:49 H.
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    N o deja de sorprenderme hasta dónde llega el ingenio humano cuando de llenarse el buche se trata. La de formas distintas que adopta la fiera que somos para seguir respirando en una sociedad que nunca vale lo que debe. De todas las especies animales hay en este mundo incierto donde prevalece la competitividad sea cual sea el oficio y ganancia. De los linces dedos del carterista a la belleza sencilla de las mariposas, del pavo del tocomocho al vuelo dulce de la abeja, del pez grande que se come al chico a los ojos del can que guían al ciego, de la babosa usurera y los buitres del fondo, a la honrada y currante hormiga. Todos siempre a merced del dinero y cada cual en su sitio donde pueda o le dejen, se buscan la vida legal o ilícitamente con las simples herramientas que la naturaleza les ha dado. Pero al igual que pasa en la jungla, que unos llegan a su primera luz entre leones y otros nacen con el pan bajo el brazo en manadas de presas sucede con los humanos, que aunque carezca de garras y temibles fauces, son los billetes que viene en los genes quienes imprimen el carácter del bicho recién nacido.

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