Elogio para todos ellos

    22 sep 2019 / 11:10 H.

    El temporal nos ha dejado pérdidas materiales y, peor aún, desgracias personales que ningún seguro puede reponer. En nuestra sociedad, el valor suele estar acompañado de la posición, siendo la escasez de un recurso, proporcional a nuestro interés. Una búsqueda espuria que nos convierte en bastardos de nuestro tiempo. Lo único que no podemos perder es lo que queda de nosotros después de una calamidad, aquello en lo que nos convertimos cuando tenemos la ineludible responsabilidad de ayudar a nuestros iguales, porque es en estos momentos cuando descubrimos que de verdad lo somos. El cambio climático o una indebida calificación urbanística, de los demonios a los que no queremos enfrentarnos a los intereses que nos avergüenzan. No debemos olvidar que hay otros desastres de los que somos responsables por provocarlos o por no evitarlos, crisis humanitarias que nacen de nuestros actos, problemas que nos desbordan y cuya culpa eludimos con auténtica desidia. En mitad de todo ello, un elogio para los ciudadanos, civiles o no, que ponen el pecho y reconstruyen después de la tormenta, porque son ellos los que deberían tomar las decisiones.