Elogio a un buen alcalde

    19 jun 2019 / 12:57 H.

    Mediados de junio de este año electoral. Configuración de los nuevos ayuntamientos para los próximos años. Habrá renovaciones, habrá relevos, y aquí es donde hoy me quiero fijar, en la rareza del relevo en la Alcaldía de un municipio jiennense. En España estamos acostumbrados a que a los políticos haya que echarlos por la fuerza de los votos o quemados por la corrupción, cuando no inhabilitados. No es el caso de Nicolás Grimaldos García, alcalde de Torres de Albanchez durante doce años. Y no será el único, pero sí es singular que un político deje su cargo en la cresta de la ola por propia voluntad. Es digno de mención. Ante tanta noticia de otro sentido que estamos hartos de ver, también conviene reseñar estas buenas prácticas. Nico es un trabajador más de Torres de Albanchez. No le sobra el dinero y le venían bien los emolumentos del cargo, pero se va siendo el principal valedor para que su partido renueve mandato. Se va consciente de que ha cumplido y de que conviene cambiar porque las ideas se agotan, y la gestión municipal, cuando hay que lidiar a diario con vecinos conocidos, cercanos, cuyos intereses no son siempre coincidentes con los generales, desgasta. En su haber hay que apuntar que se encontró un pueblo depauperado, a la cabeza de la provincia junto a Jaén en cuanto a deuda, y lo ha sacado de ese farolillo rojo sin dejar de hacer mucho para cambiar la fisonomía del pueblo, pagando religiosamente a acreedores. Pero si algo hay que destacar de su gestión ha sido rehabilitar la Torre del Homenaje, emblema torreño. El pueblo, sin atender a colores, ha sabido apreciarlo con sus sucesivas reelecciones, y creo que me hago eco de sus paisanos si desde esta tribuna agradecemos, a él y al equipo de personas desinteresadas que le han acompañado, la labor desarrollada. Un ejemplo de alcalde y de Consistorio. Y aquí es donde uno, que piensa que ocho años son suficientes para un político, ahora duda, porque hay personas que dan categoría a la política de lo que debe ser, un servicio público, y merecen seguir. O marcharse con la cabeza tan alta como este hombre.