De la Semana Santa del 19

21 abr 2019 / 11:18 H.

Cuando usted lea este artículo, la Semana Santa estará terminando, esta semana que es tanto un momento para la celebración religiosa, con su enorme capacidad de generar sentimientos se sea o no católico, y sobre todo, un nuevo espacio para las vacaciones, donde no tiene importancia qué celebremos, cuanto más que nos tomamos unos días para el descanso, y entre nosotros es sobre todo, un momento de consumo. Esta Semana Santa tiene además dos novedades: primera, el PP está en el Gobierno de la Junta y, segunda, estamos en un periodo de intensa campaña electoral. El presidente Sánchez lo sabía, y utilizó este nuevo espacio de ocio y consumo, como carta, convocando las elecciones pensando que los españoles se tomarían un descanso y así podía marcar un ritmo más lento a una campaña que se preveía, como así ha ocurrido, muy acelerada. Pero además, la Semana Santa con sus procesiones e invocaciones a una supuesta moral, tiene un efecto de contrapoder y resistencia que siempre se quiso utilizar en beneficio propio desde el Palacio de San Telmo (vía Canal Sur). La cosa es, que mientras estos días se acaban, observamos que el asunto no es para tanto y ahí tenemos nuestras procesiones con sus promesas, su exageración, su fe ciega en símbolos que ya nadie ni comparte ni entiende, con su falta de sentido crítico, su enorme barroquismo y pasión por lo imaginario y que se parece tanto, y de forma tan sospechosa, a la política nacional.