Elecciones 2023

    08 may 2023 / 09:31 H.
    Ver comentarios

    En esta ocasión sí conocemos el juanramoniano “La primavera ha venido/Nadie sabe cómo ha sido”. Viene con elecciones y con principio de más elecciones. Lo que quiere decir que hemos adelantado seis meses esa humana berrea, esa pugna generalizada no de cuernos sino de argumentarlos contendientes, de estímulos en la petición del voto y nunca para la dominación de la hembra, que ellas, ellos y adláteres intervienen en la misma lid, aunque parece más riguroso hablar de aproximaciones que son el mayor objetivo que se puede conseguir en esta indagación. La pregunta es obligada ¿quién ha encontrado, descrito o explicado un concepto de verdad política que sea universalmente válido? Nadie, absolutamente nadie, si excluimos, como es obvio, a quienes formaron sus convicciones en esta materia sobre los postulados de una determinada creencia religiosa, a alguno de los cuales se les debería sugerir que terminen ya de defecar los horrorosos maltratos a menores del pasado. Y sentada la precedente reflexión y visto, singularmente, el sentido relativizaste de la idea de “verdad política”, el problema se contrae al acierto o desacierto en la elección del individuo, partido político o colectivo de cualquier naturaleza que mejor pueda gestionar nuestros intereses, aunque sólo se por aproximación. La oferta electoral que se nos ofrece es la ya conocida y vociferada por los medios, en la que se incluyen alguna batería de medidas razonables y mayor volumen de materiales utópicos.

    El yerro es posible pero, en algún sentido, obligado y necesario, cuando se produce en un escenario democrático, o que pretende serlo. Y lo decimos porque existirán, aunque veladamente, las demonizaciones. Ya las he leído con referencia a la exhumación de Primo de Rivera, junto a otras argumentaciones de los detractores del sistema de convivencia menos imperfecto que conocemos: la democracia. El sofisma podría resumirse así: un sistema democrático se fundamenta en dos certezas, una moral: todas las mujeres y hombres gozan de los mismos derechos, y libertades. Y otra material: el poder o sentido de la gestión que habilita la democracia exige mayoría de votos, y la espurea mezcolanza de estas dos dimensiones hizo objetar al dictador que el axioma que dos más dos son cuatro no deja de ser cierto por la razón de que una mayoría de votos diga lo contrario. En realidad, es análogo al problema de Ulises y la tortuga es decir, aplicar el espacio infinitesimal, indebidamente o pensar que toda la humanidad está integrada por oligofrénicos profundos. En un sentido más filosófico, la prevalencia que kant realiza de la razón práctica sobre la razón pura. Huelga decir que en la presente elecciones no sólo debemos pronunciamos sobre el recorrido de una gestión económica determinada sino también sobre cuestiones de estricta supervivencia como el advenimiento del clima extremo que se cerne, como amenaza, en nuestro planeta, y en general oponerse con toda energía a ese negacionismos absurdo que fomenta la imprevisión. Tal vez sería conveniente que los propios actores e incluso los medios que los defienden, explicitaran, sin falsas vergüenzas, sus programas y propuestas. Ocurre que para la gente, incluso la mejor informada, lo que la motiva para inclinarse a un lado u otro de las elecciones, es la respuesta a la preguntas que se formulen siempre que estas tengan la esencialidad debida. Seguro, dicho sea como ejemplo que las futuras generaciones de nuestros hijos obtendrán una respuesta a si prefieren el poliamor o el amor romántico pero lo que resulta absolutamente imprescindible es que las cuestiones sobre las que se busque respuesta, sean las adecuadas y esa es nuestra responsabilidad.

    Articulistas