tramo

Qué lejos nos queda aquel pasado mes de marzo, cuando supimos que, no sólo China, sino España, Europa, el mundo entero estaba contaminado con ese bicho fatal que ha arrasado con tantas personas: a unos los ha dejado con secuelas irrecuperables; a otros ni eso. Al resto, nos ha puesto la vida del revés. Nada de besos, ninguna caricia, nada de achuchones. Distancias físicas de seguridad, mascarillas. Y, con la distancia, el miedo, la lejanía, el sálvese quien pueda. Un horror de año, lento como si fuera un lustro, que no habíamos previsto ni en nuestros peores sueños de terror. Pero, hete aquí que tres —cuatro con la rusa— desinteresadas farmacéuticas nos traen la esperanza a finales de año, en el ¿último tramo? de esta pandemia global. Así que, desde estas páginas, ruego a jóvenes y mayores, a juerguistas, negacionistas, a quienes están hartos de seguir las normas de seguridad... A todos: Por favor pasemos unas fiestas solidarias, a fuer de solitarias. Tiempo tendremos —sobre todo los jóvenes— de resarcirnos de este año tenebroso. No busquemos una tercera ola que complique este último tramo al que ya llegamos exhaustos. Pasémoslo lo mejor posible, pero no arriesguemos nuestras vidas. No lo merece, no lo merecemos.