El último pensamiento

    14 jun 2023 / 09:20 H.
    Ver comentarios

    A veces actuamos como esos gurús de la sapiencia y la intuición que se jactan de comprender la naturaleza humana, que incluso afirman poder desvelar quién nos solucionará el eterno problema tranviario; casi siempre por el sistema eliminatorio: este no, este tampoco... Así distinguimos a los buenos, seres con un ángel en la mirada que se caracterizan por caer bien, por ser aceptados y laureados, de aquellos otros que, nacidos con el signo de Caín, caminan por la vida solitarios y, da igual lo que hagan, lo que sientan, lo que digan, lo que se esfuercen, lo que sufran..., a ojos de todos son engreídos, raros, distintos, apestados. Y, agotados de intentar caer en gracia, no les queda otra que replegar velas y seguir su camino. Pero la certeza total es una ilusión y, a menudo, el caballo ganador, por el que apostábamos, sale mulo... y malo. Ocurre de repente; empiezas percibiendo un falso gesto servil, o abusón, depende de si tienes o no el poder que se precisa; después, como en un eco, escuchas palabras vacías y te asombra la magnitud de la hipocresía. Presientes un atisbo de estupidez, un desperdicio de inteligencia, una falta de clase. Hasta que toda la honorabilidad del ínclito con cara de ángel cae en un abismo y finalmente piensas: “Otro idiota”.

    Articulistas