El tiempo pasado fue mejor

Alguien dijo en alguna ocasión que cualquier tiempo pasado fue mejor. Hoy, en vísperas de la Nochebuena, esa frase está aún más llena de razón que cuando quién fuera la pronunció por primera vez. No hay que echar la vista muy atrás para buscar las razones que hacen buena esa afirmación. No hace falta irse a esos años en los que siendo un niño veía a los Reyes en Galerías Preciados, o los regalos que le dejaban al policía en la Plaza San Francisco o la peli de Tarzán en la sobremesa. Solo retrocediendo 365 días, me doy cuenta de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Mañana no estaré de “enrea” entre El Fígaro y el Pósito con “los animales” de siempre, ni tendré la tradicional cena familiar, ni recordaré los sones del último villancico cantado con mis amigos de la Tuna y Ajopringue. Este año no habrá comida-merienda-cena con los amigos, ni cena familiar de Nochevieja. Lo que sí habrá en muchos hogares, son ausencias irreparables, tristeza y ganas de que esto acabe cuanto antes. Hace un año éramos tan felices, que no nos dimos cuenta de que, hasta lo que parecía ser eterno, también tiene su fin.